Labor
arriesgada
El
hombre de café que custodia la universidad Villarreal.
Por:
Cindy Yupanqui
A
diario mientras caminamos por las calles de la ciudad observamos a uno o dos
hombres vestidos con trajes de color café, excepto la camisa que resalta por su
color crema y el zapato borceguís negro, porque su pantalón, chompa y su
birrete son de color café, incluso su chaleco de seguridad, o sea tiene un
auténtico porte militar ya que porta un cinturón donde las municiones y
revolver lo acompaña.
Alberto Flores vigila el local prolongación Tacna desde hace cinco años de 7 am a 7 pm. |
Ellos
custodian desde las puertas de diferentes instituciones como Bancos,
Restaurantes, condominios, otros y la universidad no es ajeno al servicio de los guachimanes, o
llámese vigilantes que prestan servicio de seguridad y control de los bienes. Y
de pronto encontramos a don Alberto Flores natural de Piura con medio siglo de
vida y la mitad de ello trabajando como agente de seguridad y cinco años de la
Universidad Villarreal en el local de Prolongación Tacna, donde apenas opera
dos aulas y una oficina del sindicato de profesores.
Flores ingresó a trabajar como vigilante desde los
19 años, luego de cumplir el servicio militar obligatorio en el ejército,
debido a la necesidad de ganar algo de dinero para sus estudios y la escasa
oferta de trabajo, sin embargo los años sin darse cuenta pasaron, de pronto
tuvo su novia con quien tuvo su hijo y no puede desprenderse del trabajo que
prestaba y que era el sustento familiar. Al contrario empezó a quererlo porque
en los momentos difíciles, solo su trabajo podía brindarle seguridad.
Posteriormente trabajó en diferentes rubros como grifos, casinos, hoteles,
bancos y hoy ya trabaja cinco años en la Villarreal.
Alberto
Flores fue contratado por la empresa de seguridad Servigen S.A.C. para trabajar
en la mencionada casa de estudios en el turno diurno de siete de la mañana
hasta siete de la noche, un total de 72 horas semanales y un día de descanso
por semana. Él percibe el sueldo mínimo de S/ 850.00 soles, pero como trabaja
12 horas recibe S/ 110.00 soles líquido, sin embargo el sueldo no justifica la
labor arriesgada que cumple, lamentablemente las empresas son quienes se la
llevan fácil y todo gracias a las centenares de servis que existen en el Perú.
El
local de prolongación Tacna se caracteriza por ser muy pequeño y muy limpio, consta
de dos aulas en el primer piso y tres en el segundo, y el más seguro nos
comenta Flores, lo único riesgoso es que esta ubicado en una zona muy
peligrosa, porque en esta calle transitan fumones, alcohólicos y meretrices
transexuales que a partir de las seis de la noche empiezan a oír sus típicos
voces graves afeminados, cuyos gritos aglomera la presencia de los parroquianos
y algunos jóvenes pasados de hierba que muchas veces termina en asalto y
peleas, dejando heridos graves recalca nuestro guachimán villarrealino.
Sin
embargo su función es cuidar los bienes y el local de la universidad, porque
según los funcionarios de la universidad, siempre hay personas que les gusta
levantar objetos ajenos luego se niegan, y ese problema el guachimán lo
soluciona porque cada vez que un
trabajador sale del local es revisado.
Pero
de donde proviene la palabra guachimán que incluso estuvo de moda cuando se
estrenó la una novelas en un canal limeño, la palabra guachimán se deriva del
WATCHMAN (watch: vigilar + man: hombre) es el nombre que usan los
norteamericanos para llamar al vigilante, que se caracterizaba por usar un
reloj marcador para controlar las rondas que realizaba en su turno de guardia. Actualmente
puede ser un hombre o mujer que cumple
la tarea de cuidar una propiedad.
En
fin son muy pocos los lugares donde este personaje peculiar está ausente, quien
ya es parte decorado de locales puntuales, cumpliendo la función de centinela.
En muchos casos ellos se enfrentan a los delincuentes que osan asaltar locales,
debido a la ola de de inseguridad afecta a la ciudad, puesto que para ellos la
seguridad está por encima de su vida, claro está que ellos cumplen una labor
muy arriesgada, paradójicamente con una retribución ínfima.