jueves, 25 de agosto de 2016


Labor arriesgada

El hombre de café que custodia la universidad Villarreal.

Por: Cindy Yupanqui

A diario mientras caminamos por las calles de la ciudad observamos a uno o dos hombres vestidos con trajes de color café, excepto la camisa que resalta por su color crema y el zapato borceguís negro, porque su pantalón, chompa y su birrete son de color café, incluso su chaleco de seguridad, o sea tiene un auténtico porte militar ya que porta un cinturón donde las municiones y revolver lo acompaña.


Alberto Flores vigila el local prolongación Tacna desde hace cinco años de 7 am a 7 pm.

Ellos custodian desde las puertas de diferentes instituciones como Bancos, Restaurantes, condominios, otros y la universidad  no es ajeno al servicio de los guachimanes, o llámese vigilantes que prestan servicio de seguridad y control de los bienes. Y de pronto encontramos a don Alberto Flores natural de Piura con medio siglo de vida y la mitad de ello trabajando como agente de seguridad y cinco años de la Universidad Villarreal en el local de Prolongación Tacna, donde apenas opera dos aulas y una oficina del sindicato de profesores.

Flores  ingresó a trabajar como vigilante desde los 19 años, luego de cumplir el servicio militar obligatorio en el ejército, debido a la necesidad de ganar algo de dinero para sus estudios y la escasa oferta de trabajo, sin embargo los años sin darse cuenta pasaron, de pronto tuvo su novia con quien tuvo su hijo y no puede desprenderse del trabajo que prestaba y que era el sustento familiar. Al contrario empezó a quererlo porque en los momentos difíciles, solo su trabajo podía brindarle seguridad. Posteriormente trabajó en diferentes rubros como grifos, casinos, hoteles, bancos y hoy ya trabaja cinco años en la Villarreal.

Alberto Flores fue contratado por la empresa de seguridad Servigen S.A.C. para trabajar en la mencionada casa de estudios en el turno diurno de siete de la mañana hasta siete de la noche, un total de 72 horas semanales y un día de descanso por semana. Él percibe el sueldo mínimo de S/ 850.00 soles, pero como trabaja 12 horas recibe S/ 110.00 soles líquido, sin embargo el sueldo no justifica la labor arriesgada que cumple, lamentablemente las empresas son quienes se la llevan fácil y todo gracias a las centenares de servis que existen en el Perú.

El local de prolongación Tacna se caracteriza por ser muy pequeño y muy limpio, consta de dos aulas en el primer piso y tres en el segundo, y el más seguro nos comenta Flores, lo único riesgoso es que esta ubicado en una zona muy peligrosa, porque en esta calle transitan fumones, alcohólicos y meretrices transexuales que a partir de las seis de la noche empiezan a oír sus típicos voces graves afeminados, cuyos gritos aglomera la presencia de los parroquianos y algunos jóvenes pasados de hierba que muchas veces termina en asalto y peleas, dejando heridos graves recalca nuestro guachimán villarrealino.

Sin embargo su función es cuidar los bienes y el local de la universidad, porque según los funcionarios de la universidad, siempre hay personas que les gusta levantar objetos ajenos luego se niegan, y ese problema el guachimán lo soluciona  porque cada vez que un trabajador sale del local es revisado.

Pero de donde proviene la palabra guachimán que incluso estuvo de moda cuando se estrenó la una novelas en un canal limeño, la palabra guachimán se deriva del WATCHMAN (watch: vigilar + man: hombre) es el nombre que usan los norteamericanos para llamar al vigilante, que se caracterizaba por usar un reloj marcador para controlar las rondas que realizaba en su turno de guardia. Actualmente puede ser  un hombre o mujer que cumple la tarea de cuidar una propiedad.

En fin son muy pocos los lugares donde este personaje peculiar está ausente, quien ya es parte decorado de locales puntuales, cumpliendo la función de centinela. En muchos casos ellos se enfrentan a los delincuentes que osan asaltar locales, debido a la ola de de inseguridad afecta a la ciudad, puesto que para ellos la seguridad está por encima de su vida, claro está que ellos cumplen una labor muy arriesgada, paradójicamente con una retribución ínfima.
Anexo10

DIATRIBAS: UN INMORTAL EN LA UNFV

Romero Izquierdo Diana Isabel

Qué un profesor le diga a un alumno “nadie te está poniendo un cuchillo en el cuello para que te quedes en esta clase” en tanto le apunta con un cortapapeles no es algo común de ver. Y es que Cesar Augusto Murillo Galarreta no es un profesor común. Imposible pensar lo contrario viéndolo sentado en el suelo de los pasillos de alguno de los pabellones de la UNFV, fumando incansablemente y leyendo un periódico. Pobre del alumno que se acerque a interrumpir este sacrosanto momento de su día.
Murillo es un docente de la facultad de Ciencias Sociales de la UNFV, nombrado y ratificado por resolución decanal como docente asociado en abril del año 2014. Ha enseñado cursos de sociología, de Pensamiento Contemporáneo y publicado diversos ensayos. Las malas lenguas dicen que es inmortal. Tener como profesor a un hombre tan delgado que el terno le queda colgando, con los largos cabellos grises creciendo solo en la parte posterior de su cráneo y la piel tan arrugada que parece ya no tener carne debajo, son las bases de tal rumor.
Un suceso ha marcado con fuego tal creencia en los alumnos de la facultad de Ciencias Sociales: Murillo fue dado por muerto: hace un mes las habladurías lo situaron fallecido en un hospital tras ser internado por un mal pulmonar. Los alumnos ensayaban un rostro apenado y pronunciaban palabras de tristeza cuando se hablaba del tema durante edificantes conversaciones en la plataforma de la facultad. Cuál no sería la sorpresa de los incautos universitarios cuando Cesar Augusto Murillo apareció en la universidad en silla de ruedas, pero vivo y coleando.
En todo caso, la inmortalidad no es ajena al delirio o la senilidad. Conocidos son por sus alumnos los largos discursos laberínticos que este docente pronuncia durante sus clases, discursos que saltan de un tema a otro, con quiebres y vueltas de tuerca dignas de la mejor película de misterio. Tal vez, lo que sucede es que los alumnos no están todavía capacitados para seguirle el paso a tamañas digresiones intelectuales. Murillo es un incomprendido.
En su defensa habríamos de agregar que sus monólogos no son tan extensos: puede interrumpirlos para salir de la clase y prender un cigarrillo.
No deja de haber humor en sus enrevesadas enseñanzas. Incluso podríamos decir que, en sus buenos tiempos, el profesor Murillo debe haber sido lo que ahora es conoce como “un chucha”: el tipo que tiene siempre en la punta de la lengua la burla irónica para cualquiera y que se la pasa en “criolladas” y “mataperradas”. Prueba de ello es que, a pesar que ninguno de sus alumnos hace caso a sus enseñanzas durante las clases (los alumnos conversan, duermen o se dedican a sociabilizar via whatsapp), tampoco ninguno se salva de las burlas del docente que salpican las largas horas en sus clases. Escuchar al docente nombrado dirigirse a un alumno con un “oye, ecológico” porque este lleva una chompa verde, no puede menos que generar risas.
Murillo es un alma libre. No podemos dejar de pensar tal cosa cuando no se presenta a clases porque “no me dio la gana” (esta es una cita textual), o cuando algún alumno se le acerca en el patio respecto a una duda académica y el docente lo larga con un “no me interrumpas que estoy haciendo mi sudoku”.

Curiosamente, Cesar Augusto Murillo Galarreta figura en una página web llamada “David Nostas, el busca personas”, como persona desaparecida. Se pide información sobre su paradero. Tal vez ya sea hora que algún alumno brinde tal información.